domingo, 28 de junio de 2009

Life is a desire, not a meaning.

Una hora en Office Max para comprar tres artículos. Ridículo y sin embargo a nadie le sorprenderá. Siempre es lo mismo. La gente que atiende no quiere atender, no se esfuerzan ¿para qué? Los empleados de este tipo de lugares están ahí por dinero, en realidad no les interesa en lo más mínimo hacer un buen trabajo, como no sea con el único incentivo de lograr ganar más dinero. Y esto sucede en todos los niveles y en todas las culturas, no sólo en este tipo de empresas, sino en infinidad de ellas, cada vez en más.

¿En qué momento todos decidimos caer en el mismo juego que nos venden los frívolos burócratas capitalistas en el que vale más poder que amar, sobresalir que compartir, ganar que ceder? La sociedad ya no vive para reír, ya no juega para divertirse, ya no trabaja por pasión. Nuestros líderes nos han hecho intercambiar sueños por fantasmas, tiempo por dinero, arte por entretenimiento. ¿Y qué sucedió con la idea de que un lider es aquel que cada que abre la boca crea posibilidades? ¿en qué momento el lider dejó de ser creador de oportunidades para convertirse en impositor de realidades? ¿por qué seguimos sus direcciones sin deternernos a expolar, a descubrir nuestros propios caminos, a inventar nuestras propias verdades? Dejamos que un puñado dirija nuestras vidas, nos escondemos detrás de no entender el significado de la vida, el para qué de nuestra existencia, cuando ya bien lo ha dicho Chaplin que la vida no es significado, es deseo. La vida es deseo, si dejamos de desear estamos muertos. Desear estar vivos, aprender a enamorarnos de la vida y de la gente por el simple hecho de así desearlo. Desear vivir, desear amar, desear ser y existir para poder seguir deseando.

Volvamos a soñar, a inspirarnos, a sentir, a cuestionar, a encontrar la belleza en respirar, regresemos a asombrarnos, a maravillarnos con lo que pasa día a día delante de nuestros ojos, a sentir tal excitación, que nos parezca inaúdito, increíble. Disfrutemos vivir por el simple hecho de estar vivos. Deseemos vivir.


lunes, 22 de junio de 2009

3:19

Saliendo de ver 3:19 Nada es Casualidad y me puso a pensar.

¿Qué hace que una película sea buena y otra sea mala? Evidentemente no entraré en detalles de factura ni de lenguaje cinematográfico ya que creo que una película con mala calidad de imagen y/o sonora, no deja mucho al análisis, más bien se cierra en la conclusión de que la película estaba mal facturada. Por otro lado, creo que las reglas, los ejes, el raccord, y demás existen por una razón, pero que se les respete no asegura una buena película y que se les quebrante en ocasiones logra hacer una mejor película (propositiva y arriesgada). Prefiero centrarme en el desarrollo de la intensidad dramática.

En una ficción el director moldea el universo a su gusto y lo plasma en el celuloide. El director, de cierta forma, es un manipulador de verdad. Manipula todos los elementos que juegan en la creación de una película, para lograr obtener el resultado deseado.

Aquí esta el punto:
Un mal realizador intenta manipular al público para hacerlo sentir lo que él quiere. De esta manera, uno como público mira la película y se da cuenta inmediatamente de las intensiones del director y entonces la magia se rompe, nos avienta fuera de la diégesis y dejamos de creer por completo en su verdad. Es una manipulación burda, plagada de clichés y llena de lugares comunes que de antemano se sabe que funcionan.
Por otro lado, un buen realizador no intenta manipular al público y si logra una conexión tan especial con su audiencia es justamente por eso. El gran director es sincero y usa el cine como medio de expresión, plasma su alma en busca de almas afines que necesiten sentir lo que el siente. Pero de esta manera, su motivación principal no es la manipulación burda del público, sino la expresión poética de sus sentimientos.

Eso marca la diferencia entre una buena película y una mala película, una nos toca en lo más profundo de nuestro ser, moviéndonos todo por dentro, generado catarsis en nuestro interior, la otra no logra entrar ni movernos en lo más mínimo, permaneciendo ajena y superficial.



Cine Ensayo y lo demás

La diferencia entre un cine ensayo y un cine documental.

Simple. El documental documenta, muestra, recopila, investiga buscando “objetividad. El ensayo está sesgado desde un inicio, es completamente subjetivo, su investigación se reduce a intentar demostrar lo verdadero o falso de la tesis. El documental delimita el tema y la información que se utilizará, pero siempre (o aunque sea en principio) buscando imparcialidad. El cine ensayo tiene un fin claro desde su preparación y lo mostrado consistirá en fungir como material de apoyo para sustentar o rechazar la tesis, dependiendo de lo que se desee y se sacara de contexto lo necesario a través de la edición, se manipulará la información, se censurará (y en este sentido es donde entra la parte ficcionalizada del cine ensayo) todo por la necesidad de encontrar las respuestas que desde un principio se buscaban.


La diferencia entre un cine ensayo y una cine ficción.

En realidad creo que cuesta más trabajo entender sus similitudes (ya mencionadas anteriormente). En el cine ensayo no existe un guión como tal, ni actores que interpreten papeles específicos, más que el de mostrarse como ellos mismos, tanto como ellos lo deseen y se lo permitan. No se puede obligar a una persona a mostrarse auténtica en frente de una cámara y lo más probablemente es que el simple hecho de estar consciente de la cámara evitará de antemano la autenticidad del ser humano. No hay conflicto a solucionar y la progresión del cine ensayo no se mide en “plot points”, ni debe forzosamente tener un desarrollo horizontal-vertical. El cine ensayo se reduce a una tesis, mientras que la cine ficción se reduce a un argumento. El cine ensayo plantea un pensamiento de tipo filosófico, psicológico y demás intereses humanos, la cine ficción pretende ser una representación de conflictos de la vida real ideados por una mente humana y que a través de todo el proceso creativo sufrirán las modificaciones que el autor considere necesarias para lograr transmitir las sensaciones y las verdades elegidas desde un principio por él mismo.


La diferencia entre un cine experimental y un cine experimental.

A pesar de que el cine ensayo puede llegar a tener un método bastante experimental, en el instante en el que probar una tesis se encuentra por encima de la experimentación, y en el que la función de la experimentación se encuentra perfectamente subordinada a la obtención de un resultado de mayor importancia, el cine ensayo deja de poder reducirse a un cine meramente experimental.



domingo, 21 de junio de 2009

Cine ensayo. Sin ensayo. (Homófonos y antónimos)

Cine ensayo, tal como en la literatura: se postula una hipótesis, se desarrolla y se concluye aceptando o rechazando la tesis.

Una manera de hacer cine en la que lo primordial no sea contar una historia, en la que no haya una narrativa como tal que dependa de un conflicto central a solucionar. Una alternativa. Una preocupación del cineasta. Un punto que no se vea obligado a desarrollarse en línea (ni horizontal – progresión de la historia, ni vertical – progresión de la intensidad dramática) sino que se deje en libertad de expandirse hacia todos y cuantos lados se requiera y en la intensidad que se desee. Un cine que pierda los apellidos, que escape del encasillamiento, que no sea catalogado como ficción o documental o experimental, tampoco como un híbrido, aunque realizando una abstracción termine siéndolo en la mayoría de los casos, pero no como regla o condición para existir, sino como gusto por realizarlo así.

Estos son bocetos de ideas aún sin estructura definida, pero que terminaran tomando forma. Pienso: en lugar de guión un ensayo escrito como base. Pero el guión ya trae imágenes y sonidos en él, el ensayo no. ¿Cómo lograr la conversión del papel a la pantalla? No hay métodos definidos ni caminos pre-establecidos, las posibilidades son infinitas y sería mejor que continuaran así. Evitar manuales y pasos a seguir, dejar que la creatividad de cada autor (no defina) conceptualice su propia visión del cine ensayo.

Festival en Barcelona con premio al cine-ensayo:
http://www.blogsandocs.com/?p=381



jueves, 18 de junio de 2009

Expresando amor (experimento sonoro)

Y uno se pregunta porqué tantas relaciones fallidas, porqué tantos divorcios, tanto dolor y tanta gente tan necesitada de amor. Hace unas semanas realicé un experimento en el que alrededor de 35 personas participaron, personas que compartían, aunque sea la mayoría, medio social, edad, educación, cultura e intereses, en realidad el experimento no pudo haber estado más sesgado pues la muestra entera se obtuvo de la universidad Centro de Diseño, Cine y Televisión, hecho que hace el resultado todavía más impactante.

Experimento:(recomiendo escucharlo con audífonos)

La gente debía entrar a una cabina de audio y la primera indicación que se les daba era olvidarse por completo de la existencia del lenguaje y por ende la única regla tomaba forma: no usar ninguna palabra que existiera en ningún idioma.

Después se presentaba el cuadro: imagina que la persona amada está en frente de ti y sin palabras, con las puras cualidades de la voz, tienes que lograr expresarle que lo o la amas, transmitir ese sentimiento que llevas dentro.

La mayoría de la gente entró en pánico al escuchar esto, algunos apagaron la luz buscando intimidad, otros rieron de los nervios y unos cuantos más esperaron en silencio. Pero al final todos lograron la meta en común: desterritorializar al lenguaje.



La pregunta es ¿por qué la necesidad de desterritorializar el lenguaje? ¿por qué esta lucha incansable contra la interpretación? ¿por qué apoyar a Deleuze después de tanto llevarle la contra?

Para entender hay que empezar por hablar del lenguaje. Es cierto que nos aleja de los animales, que nos brinda la capacidad de comunicarnos de manera cómoda y rápida, pero ¿es qué por eso necesariamente nos vuelve más humanos? ¿No será posible tal vez que hayamos caído en una trampa, en la trampa de la interpretación? El lenguaje no puede existir sin la razón y es hermoso que exista porque nos llena de vida con la poesía, con la literatura, con los ensayos y los pensamientos. Es el verbo-centrismo, el exceso de palabras, la negación del silencio, lo que me conflictúa, porque la gente ha perdido contacto con el lado de los sentimientos y se ha generado un nuevo analfabetismo-sentimental, en el que la gente torpemente intenta acceder al mundo de los sentimientos utilizando herramientas que sólo le competen a la razón, y así intenta decir con palabras lo que siente, sin darse que cuenta que al hacerlo banaliza por completo el sentimiento, privándolo de la intensidad que lo conforma y entonces ya no es el sentimiento lo que se expresa, en su lugar, es la palabra la que se interpreta. Yo expresando amor no es igual a yo te amo. Algunos objetaran: ¿y los malentendidos? ¿cómo asegurar que el mensaje de amor está llegando de manera clara y comprensible al ser amado? Una vez más la torpeza de la razón inmiscuyéndose en lo que no le corresponde. Olvidémonos de interpretar, la idea aquí no es descodificar un mensaje porque en realidad no existe un código como tal, no se trata de aprehenderlo con la mente sino de sentirlo vibrar dentro de nosotros, recorriéndonos la piel, crispándola, humedeciéndola, transformándola, llenándola de vida. Es la misma razón por la que no hace falta entender lo que dicen las canciones de Janice Joplin para sentir a través de su voz su sufrimiento, su locura, su pasión.

Deleuze. No terminó de entenderlo. Y es cierto que siempre me aproximo a él desde mi escepticismo y a la defensiva, tratando de encontrarle nuevos hoyos a sus teorías, desafiando sus conocimientos, llevándolos al extremo. Pero si lo hago, es sólo por lo mucho que lo admiro, por su capacidad para permanecer un misterio y porque es a través de la confrontación que el confrontando termina por entregarse en su totalidad, exprimiéndose por el miedo a quedar ridiculizado.



martes, 9 de junio de 2009

¿Por qué cine?

El otro día me preguntaste que por qué estudiaba cine y yo te respondí que porque me apasionaba. Tú buscabas que yo respondiera que me gustaba jugar a ser Dios y me diste tus argumentos de porqué esa era una gran respuesta. Yo estudio cine, a pesar de que mi carrera se llame “cine y televisión”, y lo estudio porque yo no me veo dedicando mi vida a algo que no este relacionado con el cine, lo estudio porque me apasiona, porque me resulta el mejor alimento del alma. El cine me llena. El cine es mi vida y mi vida es el cine. Así de simple. Si soy Dios o no en el set me resulta irrelevante, al final creo que el cine termina siendo Dios en tanto que todo el set gira alrededor de él, de su veneración, y es el cine el que utiliza nuestras vidas para tomar vida, y nosotros, los simples mortales, no podemos más que agradecer el haber sido los elegidos. Entregar la vida al cine, sacrificar todo por el cine, porque creemos en él, porque conocemos su poder y su fuerza, porque sabemos que es capaz de cambiar vidas. Por eso estudio cine.

Yo entré a trabajar en la televisión sin saber que me esperaba, completamente a ciegas en tanto que nunca había trabajado en esa industria. Sinceramente de entrada me resultó una gran oportunidad. La idea de hacer tele distinta me llamó la atención, pero al poco tiempo de haber entrado me di cuenta de que la tele nunca va a ser un buen sustituto del cine. La tele es contenido de relleno. No está hecha para alimentar al alma, esta hecha para distraer, para entretener.

Me trae dando vueltas en la cabeza todo el rollo de mantenerse fiel a uno mismo, de no venderse. Has de saber que soy gran admiradora de Tarkovsky, no sólo por su cine, sino también por su filosofía. Para mi Tarkovsky es grande. De él se me quedó muy grabada la frase “lo que no hago de a gratis no lo hago ni por todo el dinero del mundo.”. Para mí el dinero no es prioridad, nunca lo ha sido. Y curiosamente yo he estado poniéndolo como excusa. Por alguna razón no podría trabajar en la televisión sin paga, y creo que tiene que ver con que no creo en ella. Sí, tiene cosas interesantes, pero mi corazón no está ahí porque no le encuentro trascendencia, porque sé que no va a cambiar vidas. Tú me dices que la televisión me va a dar dinero para realizar mis cortos, pero ¿a cambio de qué? del tiempo que ese tipo de proyectos exigen de uno, y al final voy a terminar acomodándome en una zona de confort y abandonando al cine. Lo sé porque lo he visto pasar millones de veces, gente yéndose por el camino seguro, ya trazado, por miedo a perderse en el sinuoso sendero que el cine ofrece. Por miedo a apostar el todo por la nada, porque así es como apuesta un cineasta, un poeta., entrega todo su ser y sacrifica toda su vida sin pretensiones y por eso es mismo es poeta, porque deja a un lado el reconocimiento y el éxito superfluo, y hace cine por el gusto y la pasión de hacer cine, nada más por eso, porque el cine es bello en sí mismo.

Yo no puedo abandonar al cine, no después de todo lo que me ha dado. Durante todos estos años, el cine siempre ha estado ahí de manera incondicional y no puedo traicionarlo por nada en el mundo, porque sería como traicionarme a mí misma y así es como lo vengo sintiendo desde hace un par de días. Si uno no puede mantenerse leal a uno mismo, entonces todo está perdido. El cine es mi sueño, el único y más grande, debo de luchar por él y trabajar en tele no le va a aportar nada a su materialización.